McGonagall está con el profesor Dumbledore la tarde en la que Harry Potter llega a Privet Drive. Se pasa el día transformada en gato, perdiéndose las celebraciones del mundo mágico por la desaparición de Voldemort, para poder vigilar a los Dursley y esperar a que llegue Dumbledore. No aprueba a los que ignoran las leyes de secretismo de la hechicería durante las celebraciones.
Aunque, al principio, está en contra de que Harry se críe con muggles, se da cuenta, convencida por Dumbledore, de que será mejor si Harry crece alejado de la fama que le acarreará su pasado
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